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Las festividades patronales decembrinas de Zacatecoluca, tienen como uno de sus eventos principales la elección de su reina. Durante casi dos décadas Alfonso Adán Molina (Fonchito Molina) se dedicó a preparar a las representantes de los mercados, barrios, colonias y entidades sociales para que la mejor ganara la corona.
Alfonso relató que comenzó esa labor al observar el intenso trabajo que representaba para Ruth Marroquín el entrenamiento de tantas jovencitas que aspiraban convertirse en la Reina de las Fiestas Patronales dedicadas a las virgenes Santa Lucia y de Los Pobres. Por esa época eran parte del comité don Félix y su hijo Alfredo Argueta, ambos ya fallecidos.
"Si tu quieres te ayudo", dijo Alfonso a Ruth. Añadió que ella lo motivó a tomar talleres y seminarios que le ampliaran su conocimiento en este tipo de actividades de belleza.
"Cuando me di cuenta del trasfondo que se maneja en esos eventos no mucho me parecía porque había manipulación de parte de los organizadores, luego decía: ¿de qué sirve darle taller a toda esta gente si al final por cuestiones políticas, por cuestiones de amistad, no elegirán exactamente a la señorita que por mérito propio debería ostentar la corona?", afirmó Molina. Aseguró que empezaron a tratar este punto y con Ruth fueron haciéndoles conciencia a las autoridades municipales de turno para que hubiese transparencia en la elección. Agregó que se fueron abriendo espacios y condiciones para que se realizara una verdadera escogitación de la titular de los festejos.
En una entrevista con Alfonso realizada en su casa el sábado 22 de noviembre del 2014 le pregunté acerca de cuáles eran para él las características que debía reunir la candidata que se elige. Respondió escuetamente: "para mí la parte medular era la psicológica, la cultura, los conocimientos generales". "Yo siempre le decía a
Ruth: mira para mí no es una señorita que sea bonita, sino que se agencie la corona una persona talentosa, podría ser la menos agraciada, pero yo prefiero de un ser humano el talento y no la belleza", aunque aclaró que si alguien reúne las dos cualidades resulta mejor.
Su labor estuvo compartida con el profesor Yanover Humberto Meléndez Avendaño, en quién confiaba "por ser un hombre investigador y talentoso de lo que es el arraigo del folkior, que conoce de nuestras raices y costumbres de todo El Salvador, no solo de Zacatecoluca". "A mí me confiaban la parte, quizás la más dificil, como era moldear, trabajar lo que era el modelaje, trabajar el porte, sin confundirlo como la estatura, puede ser alguien pequeña pero con un gran talento", expuso Alfonso.
Buscaba que las jóvenes se quitaran de la mente que, "por el hecho de ser bonita llevaban el 75% ganado, a la hora de las horas la corona cae por la certeza, la seguridad y la forma como responde a las preguntas" que les formula el jurado, por lo que ellas por su cuenta debían investigar diversos temas lo que les daba "un bagaje para ampliar su respuesta y conceptos". En lo referente al vestuario Alfonso no era partidario del exhibicionismo y sí de respetar los patrones de la alta
costura y para ello se asesoraba con la señora Julia Garay de Vidaurre, que era la encargada del mayoreo de telas finas de Almacenes Simán.
Al comparar con los eventos actuales dijo: "hoy no, hoy todo resulta carnavalesco, a quién va más destapada, quizás me desfasé, pero una cosa es una gala con todos los toques de elegancia y buen gusto (distinto) a un camaval de calle".
Recuerda el preparador de candidatas el caso de Claudia Maricruz Iraheta Ayala que en 1995 comenzó "reacia y empezamos como a tener piedras de tropiezo con ella, (le dije) Maricruz si a tino te parece esto, porque aquí me estás obstaculizando, habla con tu papá. Y resultó que fue la Reina de las Fiestas Patronales. (Ella) excelente, intelectualmente tremenda y ahora es monja misionera. Una persona increíblemente bella".
Alfonso no solamente le tocó preparar candidatas sino que en un año tuvo que improvisar una presentación artístico-religiosa cuando se elegía la reina en la cancha de baloncesto de la Escuela Catarino de Jesús Ortiz y por malos entendidos por el extravio de invitaciones al evento el grupo que preparaba Yanover Meléndez se negó a participar.
Yanover lo entusiasmó para que presentara la pastorela Santa María del Niño Dios. Bailó durante casi 20 minutos. "Yo sentía que ese niño se me zafaba. Padre bendito (dije) que esto salga bien... cuando se terminó yo sentí una cosa tan fea, la presión se me había bajado". El Dr. Mardonio Baires (ya fallecido) estuvo a punto de llevarlo al hospitalito que estaba a una cuadra hacia el norte de la escuela.
Alfonso decidió retirarse de esas actividades en el 2001 después que falleciera su madre. Pero no solamente preparó a las candidatas de las fiestas patronales sino que también lo hizo con las que aspiraban a convertirse en las reinas del Canasto y la de los militares.
Para Fonchito el mejor jurado es el público al que calificó de sabio, "el que se sabe expresar con el aplauso y aprueba lo bueno y excelente".
Alfonso estudió la educación primaria en la Escuela Francisco Castañeda, a unos cien metros de su casa en el barrio San José a finales de los años 50 del siglo XX. La secundaria la siguió en el Instituto Nacional José Simeón Cañas.
Delas caricaturas que Toño Díaz hizo de su persona en los programas de las fiestas de diciembre dijo que le gustan todas y aprendió a apreciarlas después de conocer la conceptualización que de ese arte planteaba Toño Salazar (1897-1986), destacado caricaturista salvadoreño.
En diciembre 2014 la Casa de la Cultura le entregó la distinción Tecolyulut, que la recibió junto a otras destacadas personalidades de la cabecera departamental de La Paz. La municipalidad de Zacatecoluca le entregó placa de reconocimiento (1988), el Club Activo 20-30 de Usulután le hizo similar homenaje en su 34 Convención
(1991), el Comité Cívico de Zacatecoluca lo homenajeó en 1993, la reina de las fiestas patronales de 1992 le entregó una bandeja de plata y el Comité Pro-Soldado en 1995 le otorgó un diploma especial.
En un reportaje que publicó Jesús Corvera en El Diario de Hoy describía que "Alfonso Molina es un viroleño que desde niño ha sido amante de las cosas bellas". Añadió que "altares, locales, jardines o residencias se transforman en exquisitos lugares que irradian color y agradables aromas después de entregarse en manos de Alfonso... que tuvo como maestra a su madre Blanca".
La última de las bellezas viroleñas que Alfonso preparó para Reina de las fiestas fue Alicia Carolina Parras Iraheta (2001-2002), le antecedió Josseline Leticia
Coreas Domínguez (2000-2001).
De toda esa tarea que año con año asumía, rememoró con aprecio la labor que hizo con Brenda Beatriz Jiménez Orellana reina de los festejos de 1996 a 1997. Hizo el recuerdo que en épocas anteriores su hermana Sara Patricia Orellana Avendaño logró la corona en el periodo 1982-1983 y la madre de ambas Sara Orellana Muñoz ocupó ese reinado de 1962 a 1963.
Alfonso consideró que con su aporte en las festividades decembrinas y otros en actividades religiosas y culturales ha "dejado huellas... y si ya me llama Dios me
voy satisfecho", concluyó.
Extraido de "Los Motetes del Tecolote".
Autor: René Alberto Contreras.
Año 2014.